Hay días y momentos que no se te olvidan en la vida y el 20 de septiembre de 2020 en uno de esos; en plena psicosis por el coronavirus, sucedió algo, un regalo que nos marcó a varias personas, a la 11, la undécima, mi grupo de máster en coaching profesional con inteligencia emocional y programación neurolingüistica (PNL).
Compartimos una experiencia inolvidable y que nos enfrentó a nosotros mismos, a nuestros miedos, inseguridades, limitaciones, patrones mentales y creencias.
Esto fue caminar sobre vidrios, glasswalking en inglés.
Os voy a compartir lo que fue ese día, fue un día de por sí, ya especial.
En abril de 2020 en pleno confinamiento y estado de alarma por el confinamiento comenzó el máster, debería haber sido presencial, pero por las circunstancias de la pandemia, empezamos en línea. Fue raro y muchos de nosotros no estábamos seguros de cómo iba a resultar.
Por la coyuntura del estado de alarma y el confinamiento el máster tuvo que ser modificado y muchas de las dinámicas que se hacían presencialmente tuvieron que ser suspendidas.
Pasaron los meses y nos empezamos a convertir en una gran familia virtual, nos sentíamos cada día más cercanos a pesar de la distancia. Pero había que desvirtualizarse, así que la escuela (D’Arte Human and Business School) nos convocó el domingo 20 de septiembre en la propia escuela.
Estábamos todos muy nerviosos e inquietos, ¡nos íbamos a conocer en persona, teníamos cuerpo!
Y así fue, nos vimos y compartimos un día increíble y como decía al principio, inolvidable.
Conocimos también en persona a algunas de nuestras profes, como Zara y Celia. Enrique Jurado, director de la escuela, nos hizo varios regalos.
El primero fueron sus palabras de bienvenida, llenas de contenido que nos llenó el alma y el corazón.
La segunda, fue una meditación profunda con PNL, que nos preparó para la siguiente sorpresa.
La tercera y última, fue la posibilidad de enfrentarnos a nuestros miedos, todo un acto de fe, un paso al vacío…
¡Caminar sobre una alfombra llena de vidrios rotos, el camino del héroe!
He de reconocer que cuando entré en la sala y lo vi, me emocioné y dije en alto que era un súper regalo. Siempre tuve curiosidad por saber cómo era la experiencia de caminar sobre vidrios rotos, pero llegado el momento… fue impresionante, superó todo lo que me podía haber imaginado.
Después de pasar todo el protocolo de desinfección, ponerme de pie del brazo de Enrique Jurado, mirar hacia abajo, ver esos dos metros, aproximadamente, de vidrios rotos, con las puntas hacia arriba, me impresionó y mucho; pero estaba decidida, me iba a enfrentar a mis miedos a mis inseguridades, iba a confiar en mi, a creer en mi. Y lo hice, un paso detrás del otro sintiendo y escuchando los vidrios crujir bajo mis pies, pero sin sentir dolor. Escuchando las palabras de confianza de Enrique “confía, confía”, me daban seguridad. Cada crujido es una creencia que vences… y así fue.
Al llegar al final, con el último paso, Zara con mucho amor, me quitó los vidrios clavados en las plantas de mis pies; Enrique me saludó con la mano en el corazón y yo emocionada le di las gracias.
Di dos pasos y me embargó una sensación de triunfo, de fortaleza, de empoderamiento. ¡Lo había hecho!
Me sentí muy orgullosa de mi y de mis compañeros, todos lo hicimos, todos vencimos nuestros miedos y dimos ese paso al vacío, ese acto de fe que tanto necesitábamos.
Es una dinámica muy sanadora, te deja una sensación de satisfacción, de confianza en uno mismo increíble. ¡Sientes que te puedes comer el mundo!
La pregunta que todo el mundo se hace ¿duele mucho, sangras, pincha?, la respuesta es no a las tres, ni notas los pinchazos, ni duele, ni sangras, ¿cómo? no lo sé… el poder de nuestro interior, es muy superior al de nuestro exterior, o es lo que yo sentí en ese momento.
Eso si, no hacerlo en casa, siempre con un profesional. Os recomiendo consultar en D’arte, son grandes profesionales en todo lo que hacen. Os comparto el link: https://darteformacion.es/
Este máster me está transformando, me estoy reencontrando conmigo misma, venciendo miedos y creencias.
Cada día que pasa me siento más agradecida de la oportunidad que la vida me está dando.
“Nuestros miedos nos parecen enormes, pero cuando los enfrentamos nos damos cuenta de lo mucho que nos limita nuestra mente y de que somos capaces de mucho más de lo que creemos”
Marta Brule Coach