Estamos en plena temporada de cerezas (en el hemisferio norte de mayo a julio, en el hemisferio sur de noviembre a enero).
La cereza es una fruta muy rica, un perfecto snack saludable y con excelentes propiedades para nuestra salud.
Hay estudios que demuestran sus propiedades anticancerígenas; ralentizan la proliferación de células cancerígenas.
Las cerezas tienen propiedades alcalinizantes y antioxidantes, por ello están indicadas a personas sometidas a quimioterapia.
Hay muchas variedades de cerezas, diferentes colores y tamaños, varía el sabor, la acidez, la jugosidad, la forma, pero las propiedades son practicamente iguales en todas. Es importante que sean de temporada.
Es rica en Carotenos, Vitaminas A y C, Potasio, Hierro, Calcio, Zinc, Magnesio, Melatonina y Fibra.
Entre las muchas propiedades de las cerezas se incluye que son diuréticas, altamente depurativas del hígado y los riñones, estimulan el tránsito intestinal.
Favorecen la circulación sanguínea, mejoran la visión. Fortalecen los huesos (muy adecuadas para mujeres menopáusicas), el cabello y las uñas. Ayudan a conciliar el sueño. Mejoran la piel. Ayudan a recuperar el tono muscular.
También tienen propiedades antiinflamatorias. Contienen isoflavonas como la soja, son una fitohormona. Mejoran la memoria.
Recordamos que es mucho más sano consumirlas de cultivo ecológico, dado que al ingerirlas enteras, se ingiere también los restos de fertilizantes, pesticidas, etc.
Si conservamos los huesos de las cerezas y los dejamos secar, con ellos podemos hacer una almohadita terapéutica (como las de semillas), tanto para frio como para calor.